CASTELLI CELEBRÓ Y REAFIRMÓ SU FE EN LA VIRGEN DEL VALLE PATRONA DE LA CIUDAD

Desde tempranas horas en la madrugada, sea ya en la preparación de los alimentos para el almuerzo del mediodía o el arreglo del palco frente a la Parroquia Central, cientos de fieles renovaron su fé en la Virgen del Valle, Patrona de Castelli.
Tal cual había sido anunciado en el programa dado a conocer por el equipo parroquial; tras recibir a cada una de las delegaciones correspondientes a las capillas y comunidades religiosas de cada zona de la planta urbana y rural, se realizó la tradicional procesión encabezada por jinetes y seguido por cada una de las figuras y fieles de cada congregación religiosa, recorriendo las principales arterias de la ciudad y haciendo una pausa en las instituciones que se encontraban a su paso, compartiendo los cantos y oraciones en honor a la Virgen e invitando a la paz, el perdón y la comunión de todos los integrantes de la comunidad.

Fuente y Fotos: Cesar Juan Mario Sosa

LEYENDA DE LA VIRGEN MORENA PATRONA DE CASTELLI
Cuenta la leyenda que una Virgen morena aparecida en un valle, en medio de los cerros de la legendaria provincia de Catamarca, cierto día de verano, llegó en tren a una solitaria pampa al norte del Chaco, en un viejo baúl de un docente recién recibido.
Algunos libros, solo dos mudas de ropa y el preciado tesoro que albergaba gran confianza al joven catamarqueño, que al llegar a esta tierra vio con admiración los cabellos rubios y los ojos celestes que inundaban las colonias, de una cultura llegada del otro lado de los mares, sumados a descendientes de salteños, cosecheros golondrinas llegados desde la provincia de Corrientes y originarios de las costas de los ríos, que en capullos de algodones se abrazaban conformando un pueblo que debía sellar la unión de razas , el respeto, y la comunión entre las distintas culturas. Fue allí que en un pequeño altar que construyó en su habitación para aquella imagen de no más de treinta centímetros de alto, adornada con flores de Santa Rita, Malvones y Margaritas, que de rodillas le pidió su protección.
Cierta tarde de agosto, cuando una gran sequía mostraba desolación en los campos resecos, Fernando regresaba en sulky desde su escuelita rural; al llegar a su cuarto, notó con sorpresa que la imagen morena no se hallaba en su sitio; como todos los días , calmó su sed con jugo de naranjas exprimido, y se sentó agobiado y preocupado. Al instante oyó, en la calle vecina un murmullo de gente orando y cantando; al correr la cortina de su humilde cuarto de alquiler, de paredes blancas pintadas a la cal, comprobó que una veintena de personas marchaban en procesión, y a su delantera llevaban en andas a su Virgencita del Valle. Inmediatamente salió a la calle de tierra y se dispuso acompañar a la gente de este pueblo de razas mezcladas, gente noble y generosa, que se ha encomendado a la protección de la Virgen Morena, pidiendo por una abundante lluvia.
Al bajar el sol, por el oeste, una gran tormenta se avecina; aquella noche, la bendición de la lluvia desata su preciado tesoro, el agua bendita impregna los campos. Como agradecimiento a la virgen, a partir de aquel día las flores del jardín de Fernando, que suman colores y aromas, ya no quedan en el altar de su cuarto, todos los atardeceres acerca un ramo hasta la capilla del pueblo, donde su madre y protectora, pasó a ser la madre de toda la comunidad .Una comunidad abrazada en la unidad; un pueblo que nació con la base sólida de la fe, la solidaridad y el respeto hacia las distintas manifestaciones sociales y culturales; un pueblo comprometido en seguir el ejemplo de una madre, que bajó desde un valle entre los cerros a esta llanura, donde fue coronada por su gente con un ramo de capullos blancos de algodón.
Juan José Schmidt

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